Desde Summa Humanitate, hemos desarrollado un proyecto en Morona, Ecuador, con el objetivo de apoyar a 125 mujeres a superar los efectos de la crisis económica provocada por el COVID-19, mientras promovemos prácticas que contribuyan a la acción por el clima, alineadas con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 13.

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Este proyecto se centró en recuperar conocimientos ancestrales sobre especies medicinales, vinculándolos con prácticas sostenibles que respeten el entorno natural y minimicen el impacto ambiental. Al enseñar a estas mujeres cómo aprovechar de manera responsable los recursos locales, también fomentamos su papel como guardianas del medio ambiente y promotoras del desarrollo sostenible en sus comunidades.

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Parte clave del proyecto fue la construcción de una planta procesadora artesanal para el clasificado y envasado de productos deshidratados. Este espacio fue diseñado bajo normativas de sostenibilidad ambiental, reduciendo el consumo energético, gestionando adecuadamente los residuos y priorizando el uso de materiales reciclables en su construcción y operación. La planta también fomenta una economía circular, al permitir que los desechos de producción sean reutilizados como abono natural, cerrando así el ciclo de los recursos.

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Durante el proceso, se realizaron talleres que no solo empoderaron a las participantes en liderazgo y educación financiera, sino que también las capacitaron en temas fundamentales para el clima, como el impacto ambiental de sus actividades económicas y la importancia de la producción y el consumo responsables. Estos talleres incluyeron sensibilización sobre cómo reducir la huella ecológica en sus procesos, minimizar el desperdicio y proteger los recursos naturales para las generaciones futuras.

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El diseño de los envases de los productos deshidratados se llevó a cabo con un enfoque ecológico, empleando materiales sostenibles y técnicas que garantizan la frescura sin recurrir a soluciones contaminantes. Esto refuerza nuestro compromiso de conectar los productos con el mercado de manera responsable, promoviendo a la vez un modelo de negocio ambientalmente consciente.

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Este esfuerzo no solo ha mejorado la calidad de vida de las familias beneficiarias, sino que también ha sentado las bases para una comunidad más resiliente frente a los desafíos climáticos. Al fomentar prácticas sostenibles, el uso responsable de los recursos y la integración de saberes ancestrales, este proyecto se alinea plenamente con los objetivos del ODS 13, demostrando que la acción por el clima puede ir de la mano con el desarrollo humano y económico.